La catástrofe de las inundaciones en el sur de la provincia se cobró 60 familias como nuevas víctimas. Son, principalmente, de la localidad de Arroyo Atahona, y también de Sud de Sandovales y de Ingas. Los habitantes de estas localidades, distantes una veintena de kilómetros de Simoca, se fueron a acostar el lunes ajenos al desastre que sufre La Madrid como consecuencia de la crecida del río Marapa. Sin embargo, durante los primeros minutos de ayer desbordó el río Gastona y el agua se apoderó de estos tres poblados rurales. Llegó a alcanzar un metro de altura. Los equipos de rescate no llegaron sino hasta el mediodía.
En la mencionada La Madrid, el agua comenzó a ceder, situación que aprovecharon algunos vecinos para visitar sus viviendas, todavía anegadas, y chequear que las pertenencias que no se llevó el agua sigan ahí. Los que siguen apostados en las banquinas de la ruta 157 expresan que se quedaron para “patrullar”. Los temores parecen fundados: ante LA GACETA, denunciaron que hubo robos de mercadería en negocios, y de garrafas en viviendas.
El pronóstico del clima, dramático hasta fin de mes
“Si los evacuados de las zonas inundadas en el sur de la provincia tienen dónde irse a vivir hasta el 20 de abril, por favor, que vayan ahí”. Con esa síntesis, el meteorólogo Juan Leonidas Minetti graficó el dramático pronóstico del clima para Tucumán. Hoy y mañana habrá una tendencia a mejorar muy relativa, con chaparrones dispersos, anticipó. Pero a partir de pasado mañana, el mal tiempo llegará con lluvias generalizadas para quedarse hasta después de mediados de mes. Sólo hacia finales de abril, los tucumanos experimentarán el arribo del clima seco y frío. “La verdad, es lamentable”, se acongojó el especialista.
Pastoral Social
Obispos del NOA pedirán que se ponga límite a los desmontes
“La cuestión no es que ahora llueve más. Lo que ocurre es que ya no quedan montes nativos”, subrayó monseñor José Melitón Chávez. El tucumano es obispo de Añatuya y preside desde este año la Pastoral Social del NOA. Durante la reunión que mantuvieron los representantes de la región se habló sobre las inundaciones y la coincidencia fue plena: los obispos pedirán que se ponga límite a los desmontes.
“En estado natural la tierra absorbe 300 milímetros de agua por hora, pero si se desmonta para ganadería ese suelo sólo retendrá 100 milímetros en el mismo tiempo. Ahora, si se siembra soja, como ocurre en el NOA, esos campos absorberán apenas 30 milímetros por hora”, explicó Chávez, basándose en estudios realizados por el INTA. El uso de agroquímicos y la tala indiscriminada fueron temas que también denunciaron los obispos.